El Cobre es un micronutriente esencial para las plantas. Está integrado en las proteínas que forman los sistemas enzimáticos que regulan la actividad de la mayoría de las reacciones bioquímicas en las plantas. Así, desempeña un papel fundamental en procesos fundamentales, como la fotosíntesis, la respiración, la liberación de radicales libres y la lignificación de los tejidos.

Reconocido por su acción fungicida y bactericida, el Cobre es desde hace décadas utilizado en la protección de los cultivos - especialmente en la producción biológica - presentando, sin embargo, algunos inconvenientes relativos a la fijación del ion Cobre en el exterior de los tejidos de las plantas así como su consecuente acumulación en los suelos.

El mantenimiento de los contenidos adecuados de Cobre en las plantas ya da lugar a niveles tóxicos para algunos patógenos - hongos y bacterias - luego, si conseguimos mantener el Cobre a niveles óptimos para las plantas, conseguimos crear ambientes hostiles para los agentes causantes de enfermedades, logrando minimizar los ataques o que éstos sean menos agresivos.

El Cobre no se degrada por acción química o fotolítica, solamente, por lixiviación, origina que, en algunos cultivos, debido a la existencia de concentraciones de Cobre en el suelo entre 500-800 ppm, la acción de las micorrizas y bacterias benéficas del suelo sea afectada.

En 2002, y tras los estudios de evaluación medioambiental de la bioacumulación en el suelo, de la contaminación del agua y de la toxicidad en los organismos vivos, la UE restringió gradualmente la cantidad anual máxima de compuestos cúpricos aplicables en los cultivos.

En la selección de la formulación de Cobre se debe tener en cuenta cuál es su contenido en Cobre asimilable por la planta, porque casi todos los productos convencionales (oxicloruro e hidróxido) presentan una baja solubilidad en agua y, consecuentemente, una suspensión de partículas de Cobre con deficiente cobertura de la superficie de la planta.

Con el reto de cuantificar la retención efectiva de CUPERDEM (gluconato de cobre) se llevaron a cabo las aplicaciones foliares de CUPERDEM (3 l / ha) en dos olivares distintos en Portugal en Enero y Marzo de 2018.

Después de la aplicación, se analizó el contenido de Cobre en las hojas previamente lavadas para eliminar el Cobre adherido a la superficie.

Las diferencias entre los árboles tratados y el control alcanzaron su máximo a los 12 días después del tratamiento con +393% de Cobre en los olivos tratados (ensayo 1) y con +54% de Cobre en los olivos tratados (ensayo 2).

Los resultados obtenidos muestran un claro efecto de absorción foliar del CUPERDEM de forma gradual a lo largo de los días, que puede servir de barrera a las enfermedades criptogámicas en un período de hasta 3 semanas.

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