La subida de los precios de los carburantes está provocando ondas expansivas en los precios de los fertilizantes, debido a la escasez generalizada en el suministro de materias primas, lo que puede provocar la ruptura de la sostenibilidad económica de las explotaciones agrícolas debido a los altos costes de producción.

No sólo preocupa el aumento de los precios de todos los factores de producción, sino también el problema medioambiental asociado al uso excesivo de fertilizantes convencionales.

El uso excesivo de nutrientes, especialmente de Nitrógeno y Fósforo, se ha convertido en una forma de contaminación que daña los ecosistemas. Casi el 80% del Nitrógeno utilizado en los fertilizantes se pierde en el medio ambiente a través de la erosión del suelo, la lixiviación, la conversión atmosférica y otras formas de desecho, lo que provoca una disminución de la calidad no sólo del suelo, sino también del agua. Efectos similares en la calidad del suelo y del agua se producen con la aplicación intensiva de Fósforo, donde el 70-90% se convierte rápidamente en Fósforo no disponible para las plantas. Así, parte del Fósforo se acumula en el suelo, modificando el pH, la capacidad de intercambio catiónico, la diversidad y la funcionalidad del microbioma, y también puede perderse en el medio ambiente.

Los fertilizantes lixiviados se depositan en las aguas subterráneas y entran en los cursos de agua, provocando la proliferación de algas tóxicas -cianobacterias- que a su vez desencadenan el oscurecimiento de las aguas más profundas con la consiguiente muerte de las comunidades de Posidonia sp. y Caulerpa sp. que aportan oxígeno al agua. La presencia de toxinas y la limitación de oxígeno en el agua afectan negativamente a toda la cadena trófica, incluidos los peces.

Ejemplos de este desastre climático son el lago de Atitlán en Guatemala y el Mar Menor en España, donde el exceso de Nitrógeno y Fósforo está provocando la proliferación de cianobacterias y el consiguiente deterioro de la calidad del agua.

Una de las soluciones a estos problemas es el uso de nuevos métodos de aporte de nutrientes, como el uso de biofertilizantes basados en microorganismos que hacen que los nutrientes estén biodisponibles para el sistema radicular sin necesidad de aplicar fertilizantes sintéticos.

En los últimos años, Asfertglobal, junto con la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa, ha desarrollado soluciones basadas en bacterias fijadoras de Nitrógeno y solubilizadoras de Fósforo que ayudan a las plantas a obtener macronutrientes esenciales para su nutrición, sin ningún peligro ni contaminación para el medio ambiente.